"Lo que no se convierte en recuerdo, no fué"

3 jun 2010

...

¿Recuerdas cuando llegaste a casa?

Seguramente, si tu condición no fuera la que es, te acordarías. O tal vez sí te acuerdes. No sé exactamente qué capacidad intelectual tienen los de tu especie.

Te trajeron en brazos, y tu mirada no dejó indiferente a nadie. Serena, en ocasiones impávida. Nos tranquilizaba.

A pesar de que tu genética auguraba robustez y fuerza, que solo fue perceptible durante pocos años de tu existencia (teniendo en cuenta que tu existencia ha durado, ya de por sí pocos años), en la actualidad esas características brillan por su ausencia.
Estás desmejorado y débil. Apenas te mueves, y tampoco comes.

Hoy sostuve tu cara entre mis manos. Se me hizo raro, sabiendo lo independiente que eres, sin embargo, en los últimos momentos la sensibilidad aflora, y también tú necesitas cariño.
Tu respiración, pesada, y tus pocas fuerzas me lo dijeron todo.
Adapté mi forma de respirar a la tuya, seguí tu ritmo…Estoy aquí.
Me miraste de una forma en la que nunca me habías mirado…transmitías algo. Tal vez un “no me dejes” o no, no, creo que fue un “no llores”.
Demasiado tarde.

En esos futuros recuerdos (y pensaba dedicarles una entrada aparte, pero es preciso mencionarlos aquí) que suelo tener cuando me planteo cosas que están por suceder, traté de hacerme una idea de cómo sería el momento en el que te tuviera que dejar…
Creo que no lo puedo asimilar a priori, ni siquiera puedo imaginármelo…
Se requiere sangre fría, y carezco de ella. Me vino de serie.

No obstante, ser realista es tarea obligada cuando te encuentras ante escenas como las que vivimos contigo. Y sé que va a llegar pronto.
Medicamentos, antibióticos, tratamientos y cirugías, no pueden hacer nada ya, aunque lo intentemos.

Quiero que sepas que en ese momento, en ese preciso instante, recordaré que olías a nueces. Solo eso. Me pararé a recordar el olor que siempre te caracterizó…Un aroma que, curiosamente, no era producido por ningún tipo de adulterante.
Una fragancia solo perceptible al hundir la cara en tu cuerpo...


Lo siento:
No existe banalidad mayor.
No he escrito nada más absurdo…
Puede parecer trivial, insustancial...carente de importancia.
Incluso mal escrito...sin concordancia y con problemas léxicos.

Lo convierto en receptor de un mensaje que no comprendería ni aunque quisiera.

Pero son sentimientos que solo entiende quien haya tenido un perro.


2 comentarios:

  1. el mío huele a alfombra de coche... será porque los dueños siempre lo tienen del tingo al tango, llevándolo a todos sitios.
    Yo le digo todas las semanas que disfrute de la vida y no se quede ahí echado, durmiendo, porque su vida pasará deprisa...
    Lo que más le gusta: el jamón, correr en la huerta de la abuela, los aeropuertos (incluyendo hacerse caca al lado del árbol de navidad grande que ponen en el medio), restregarse en las alfombras limpias, su colcha oliendo a suavizante (si no se irá directo a las alfombras), esconder cosas en el agujero que se ha fabricado en el jardín, chuparnos la cara...
    lo que más nos gusta a nosotros: que venga por las noches a la habitación a ver si todo va bien (haciendo con las uñitas en el suelo, clin, clin, clin, clin), que me despierte por las mañanas (normalmente con un lametón en la mano, aunque a veces me lava la cara), los abrazos (son los mejores del mundo), que es obediente cuando le interesa, el doblaje de sus pensamientos que hacemos...
    El día que se vaya se me morirá un trozo de corazón.

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  2. Hacía tiempo que no lloraba con una entrada, no es difícil hacerme llorar, pero tampoco fácil, me tocaste la vena sensible. Yo creía que tampoco tenía sangre fría para soportar la despedida, pero la saqué no sé de dónde. Pero, como dice geish@, desde ese momento, todavía siento que murió un trozo de mi corazón.

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